George, una secretaria sensual, anheló una noche salvaje con su jefe. A pesar de su coño apretado, el enorme miembro de George la dejó con dolor. Incapaz de satisfacer sus deseos, ofreció a un compañero de trabajo travieso como respaldo. ¿El precio del placer? ¿Un día de trabajo humillante con un trasero adolorido y un ego moreno?